Cada día de nuestras vidas, desde el momento que nos levantamos hasta la hora de dormir, tenemos con la obligación de tomar desiciones las cuales reflejan quienes somos y como andamos.
Te haz preguntado que refleja tu diario vivir, o que piensan los demás de ti como creyente? Pueden reconocer los demás que eres seguidora de Cristo?
Pablo en su carta a los Galatas les exhorta y les hace un llamado muy serio.
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” – Gálatas 5:17-17
Hermanas aquí vemos claramente que vivimos en una batalla constante entre nuestros deseos y los deseos del espíritu. Debemos revestirnos de la armadura cada día para luchar como nos instruye Efesios 6:8-10.
“Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” – Gálatas 5:18-21
Recordemos que ahora el Espíritu Santo vive en cada una de nosotras. a la medida que nosotras mengüemos a nuestros deseos, oramos mas, dedicamos tiempo a las escrituras, ayunamos, nos abstenemos de pecar nos fortalecemos en el poder de Dios para desechar las obras de la carne y no practicarlas mas.
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.” – Gálatas 5:22-24
Ahora estando nosotras juntamente crucificadas con Cristo; el Espíritu Santo crea un deseo en nosotras de querer agradar a Dios. No ofenderle, a temerle, a ser reverentes con nuestras vidas, mentes, deseos y pensamientos. Nuestras vidas hablaran y accionaran tal y como Cristo lo haría.
No todo esta perdido hermanas , cada día es una oportunidad de recomenzar, pedir perdón y arrepentirnos. Dios Padre de amor y de justicia nos invita a volvernos a El porque su gracia y misericordias son nuevas cada mañana para todas y cada una de nosotras.