Hay una frase maravillosa, que se usa mucho en la Biblia “Pero Dios”. Por lo general se usa para dar un contraste entre el hombre y Dios. De esta misma frase encontramos distintas variaciones, una de las más conocidas la encontramos en Romanos 5:7-8. El versículo 7 lee así: “Porque a duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno..” El versículo 7 nos habla sobre el corazón del hombre que, aunque poco probable, si decidiera morir por alguien, solo lo haría por quien él considere “digno” de ese sacrificio. En Romanos 5:8 encontramos el, “Pero Dios”:
Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
El “Pero Dios”, nos cuenta una historia maravillosa dónde podemos contrastar la inhabilidad del hombre, con el poder de Dios. Esta frase nos da un destello de la historia de redención de Dios para los hombres.
Mientras meditaba en el Salmo 5 noté algo que me llamó la atención en el versículo 7: Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa, entraré en tu santo templo con reverencia….
Si notamos los primeros 6 versículos del Salmo 5, David viene ante Dios de mañana suplicando ayuda porque sus enemigos lo acechan. David le dice a Dios que lo buscaria y esperaría cada mañana. Le pide que lo libre de sus enemigos que quieren destruirlo. También recuerda que Dios no se complace en la maldad, que los insensatos no están delante de Dios, y que El destruiría a los mentirosos, sanguinarios y que Dios abomina a los engañadores. Entonces, entramos en el versículo 7 y ahí encontramos… MAS YO por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; adoraré hacia tu santo templo con reverencia. Salmo 5:7
Muchas veces leemos este salmo y dejamos de lado los primeros 6 versículos. David entiende que él no era diferente de quienes lo perseguían. David entendió que el único motivo porque él podía escribir esto, era por la misericordia de Dios.
La única diferencia entre los hombres del Salmo 5:1-6, los cuales eran mentirosos, sanguinarios, engañadores y nosotras, es Cristo. Si no fuera por la obra de Cristo en la cruz, el velo de separación entre Dios y nosotras no estuviera roto y ni tu ni yo, mi amada hermana, tendríamos acceso a Dios.
Querida hermana, te invito a meditar en Romanos 2:4: ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?. Pregúntate, ¿llevo tanto tiempo caminado con Dios, que me he olvidado, que si no fuera por el “PERO DIOS” nosotras no tendríamos un “MAS YO”? Tendemos a caminar viendo la maldad del mundo, la cual es mucha, pero ignoramos que el pecado es parte de nosotras, y que, aunque ya no tiene control sobre nosotras, aun podemos ser presa de él.
Caminemos como David lo hizo, busquemos a Dios de mañana, y supliquemos que todo lo que hay en nosotras que no agrada a Dios sea destruido.